Sus vidas, una melodía
De seguro hay más. En La Revista, quisimos juntar a cinco guitarristas que se abren paso, como solistas o con agrupaciones, en la escena local. Su pasión por la música puede inspirarnos.
Invasores
Diego Chiang
Cuando nació, la música ya lo esperaba en su hogar. Sus tres primeros acordes en guitarra los aprendió de su padre, Eddie, cantante y músico. A sus 20 años, y luego de pasar por La voz, de Teleamazonas, Diego busca su propio camino con la banda Invasores.
Estudió violín, pero prefiere la guitarra, en especial, por la historia que precede a su instrumento:
“Es una Yamaha SA 50 de 1969, fue la primera guitarra de mi papá y él la usaba cuando tenía 15 años, después se dañó y la vendió. Pero más o menos, entre 2013 y 2014, mi papá me contó que había encontrado nuevamente su guitarra, la compró de vuelta, la mandó a arreglar y me la dio en una Navidad”, relata. “Es mi primera guitarra eléctrica y es una reliquia familiar, y para mí es muy importante ejecutar con ella todo lo que voy aprendiendo, porque representa lo que soy”.
¿Su modelo? El cantautor uruguayo Jorge Drexler, quien, dice Diego, combina perfectamente la interpretación de la guitarra con la composición. Semanas atrás, este joven cantautor se presentó con Invasores en la sala Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar y también cantó en Fediscos, junto con su novia, Cristina Alcívar. No descarta una carrera como solista. “Confío en mis composiciones y en que algún productor también confíe en ellas”.
Su primer disco: ‘Dañino’
Jenny Villafuerte
Su entrada a la industria musical no es reciente, pero este año Jenny Villafuerte sumó un triunfo especial: lanzó su primer trabajo discográfico, titulado Dañino, con 9 temas de su autoría.
“La música me hace sentir libre”; le basta esa frase para resumir el efecto de este instrumento en ella, sobre el escenario.
Convencida de que solo a través de las melodías conseguiría expresarse completamente, comenzó sus lecciones de guitarra a los 12 años (su primera presentación fue en su colegio), pese a sufrir de un problema dermatológico que le impedía practicar, pues sus manos se lastimaban. “A mí no me importaba, mi pasión pesaba más”, comenta. “La música ha sido mi lugar desde pequeña. Aprendí de una manera empírica al inicio, luego estuve en academia hasta que formalicé mis estudios en la Universidad San Francisco de Quito, donde obtuve una licenciatura en Música Contemporánea”.
Menciona a Silvio Rodríguez, Fito Páez, James Brown y Eric Clapton como artistas que estuvieron presentes en su infancia, aunque enfatiza que su admiración va también para el talento ecuatoriano. “Admiro a la mayoría de mis colegas que siempre tienen algo que decir musicalmente.”
Sunshine andThe Makenzi Sound
Jorge Rivas
En su adolescencia era experto en “la guitarra de aire” (ya saben, moviendo los dedos y las manos en forma de una guitarra real y, por supuesto, con el respectivo gesto facial de los rockeros). “Desde que tengo memoria he soñado con ser músico y siempre me gustó la guitarra”, recuerda Jorge, de 27 años e integrante de Sunshine and the Makenzi Sound. Ellos promocionan hoy su segundo disco, 20 Days of Nothing.
Inspirado por Steve Harris, bajista de Iron Maiden, se acercó inicialmente a este instrumento; a los 16 años, su papá le regaló una guitarra acústica con la que empezó a componer, pero fue con la guitarra eléctrica que su mamá le regaló al graduarse de la universidad que se dedicó por completo a este instrumento.
Sus maestros han sido los mismos músicos a quienes admira. “Prácticamente sus canciones son mis clases de guitarra”, dice Jorge.
Lleno de entusiasmo, comenzó por sí mismo a investigar en internet los acordes básicos y los temas que más le gustaban, así comenzó su aprendizaje, por sí mismo. Hoy, asegura, nunca dejaría ese instrumento. “No hay nada igual para mí; se inicia el show y me transporto a otro lugar, bailo, salto, canto... Realmente espero poder hacer esto toda mi vida”.
Lucas Napolitano trío
Lucas Napolitano
Aunque es hijo de Héctor Napolitano, reconocido cantautor local, irónicamente no fue su padre quien le dio sus primeras lecciones, sino un amigo. Ocurrió durante unas vacaciones en Galápagos, cuando Lucas tenía 9 años.
Su mamá es bailarina de profesión, así que, asegura, siempre estuvo rodeado de un ambiente artístico. La primera canción que tocó fue Blackbird de Los Beatles y su primera guitarra fue una Fender Squier Stratocaster. “Me la dio mi papá y me dijo: ¡Toma, para que toques como Hendrix!”. Hoy, domina la guitarra acústica y la eléctrica. “Mi fuerte es la improvisación en base a un género ya sea blues, jazz, rock, bolero, pasillo, etcétera”. Lucas ha tocado con el Trío Fulminante, Bhang y Lucas Napolitano Trío, pero también tiene algunas composiciones propias. “El sentimiento de tocar en vivo es algo que no cambiaría por nada”.
CEN Jazz Ensemble
Jonathan Aguirre
Tiene un tatuaje de su guitarra en su pierna derecha. “Tiene un valor sentimental muy grande”, dice Jonathan, de 25 años e integrante del CEN Jazz Ensemble. Perteneció a su padre y hoy, él la heredó. “El cuerpo es marca Sammy, pero mi papá la hizo
custom; es decir que le puso partes específicas”, recuerda. El instrumento estuvo en su casa sin usarse hasta que Jonathan decidió hacerla sonar nuevamente. La reparó y hoy se ha convertido en su marca personal. “Nadie más la tiene, es única”. La semana pasada se presentó, en el auditorio del Centro Ecuatoriano Norteamericano, el segundo disco de la banda: Sixty Five and Four. Con este trabajo, el CEN celebra sus 65 años de difundir el jazz. “Antes de subir a un escenario, siempre hay nervios, pero después entro en mi personaje y la adrenalina sube”. (I)