Mis adorables entenados: ¡Llegó la alegría del teatro!
La familia ecuatoriana más famosa regresa al teatro con el mismo humor que los caracterizó. En Guayaquil, tendrán tres funciones en el Teatro Fedenador, el jueves 31 de marzo y el sábado 2 de abril.
“Hijito, ¡tómate la foto que él es Stacy, de Los entenados!”. Y el niño solo posó con una sonrisa extraña sin saber de qué hablaba su papá. “¡El pelado se queda como en shock!, ¿quién será ese?, ¡no quiero!”, improvisa, entre risas, el elenco de Mis adorables entenados, luego de que Richard Barker (Stacy) relatara esta experiencia real. Y aunque suene chistosa (es inevitable esa dosis de humor al hablar), saben que hoy existe toda una generación de ecuatorianos que los recuerda y otra a la que “se les pasó los entenados”.
Muchos jóvenes y niños se perdieron de ver a Felipe ‘sufrir’ cuando lo obligaban ir a comprar en el mercado (¡‘qué pensarán sus amigos de apellidos aniñados’!); a Rosendo, el estudioso alumno de Medicina, tomarse su juguito para alimentar su mente y sobresalir en su clase; a Pablo, el hermano mayor y su lucha diaria por conseguir un empleo, al inocente Stacy caer en las bromas de Felipe y a Lupita tratando de abrigarlos a todos con su amor, y aunque le hicieran pasar coraje a diario, siempre les daba su bendición. ¡Paciencia, Señor bendito!
A finales de los años ochenta, así eran muchas familias ecuatorianas. Con el cuadro del Sagrado Corazón en la puerta, el calendario de alguna tienda en la cocina, una radio para escuchar las noticias y un comedor donde todos los hermanos se sentaban a comer sin estar chateando.
¿Sin WhatsApp? ¿Cómo conversaban con sus amigos? ¿Sin internet? ¿Qué hacían en su tiempo libre? Sí, así fueron criados estos cuatro hermanos, “pobres pero honrados”.
A diferencia de muchas celebridades de hoy, ni las redes sociales, ni YouTube los hizo famosos. Son famosos a la ‘antigüita’, gracias a Ecuavisa, canal que apoyó su propuesta y transmitió la serie, con un éxito masivo. Pero hoy sí han usado la internet para acercarse a ese nuevo público que ‘se los perdió’ y este mes podrá verlos de nuevo sobre el escenario. Para los más mayorcitos, será una ocasión para recordar.
Sin nada que envidiar a Un hogar casi perfecto, el elenco ha decidido reunirse para una nueva puesta en escena. En Guayaquil se presentarán el Teatro Fedenador, el jueves 31 de marzo y el sábado 2 de abril, en doble función: la primera a las 19:00 y la segunda, a las 21:00.
Invitada de la familia Vera
Sentarme a conversar con Oswaldo Segura, Richard Barker, Sandra Pareja, Amparo Guillén, Héctor y Andrés Garzón fue como haber entrado a su casa, aunque no fuera en el mismo set de televisión o un escenario. Juntos, ellos continúan siendo la familia Vera. A ratos hablan todos al mismo tiempo, se hacen bromas, estallan a carcajadas. La risa se les da muy natural, se ven felices.
Esta tarde todos están “en sus personajes”. Stacy con su machete y sombrero. Pablo, con su gorra y cara de pocos amigos, Rosendo con su estetoscopio, Lupita rescató una de sus batonas y un delantal. Maribel se puso su mejor vestido para seducir a Felipe (ella no ha perdido las esperanzas), y el más joven de los Vera tiene la ropa más moderna y ‘cool’. Él tiene que estar a la moda, supilindo, por favor. ¿qué van a pensar sus amigos, ¡por favor!
Durante todos estos años, aseguran, el público siempre les preguntaba: ¿Cuándo vuelven a ser la familia Vera?, ¿cuándo vuelven a ser “los entenados”? Y este año, finalmente, podrán complacerlos. “Nosotros podíamos tener todas las ganas de juntarnos, pero si no hay quién vaya a verte, no sirve de nada”, dice Oswaldo. “Pero el pedido de la gente que nos conoce nos motivó”.
“Volver a los ensayos, recordar el humor, la buena onda, volver a reírnos… es algo que nos hace bien, mantiene con vida al grupo”, confiesa Segura. Y todos sus compañeros lo validan con una sonrisa. “Siempre hemos estado juntos de una manera u otra. La intención y el deseo (de reunirse) estaba allí, latente. En el tiempo de Dios se dio y estamos inmensamente felices, quizás los años han pasado, pero la esencia de cada uno de nosotros está aquí”, comenta Amparito, como le dicen cariñosamente.
Que su humor ha sido el más blanco de la televisión, sin malas palabras, sin doble sentido, sin mujeres u hombres exhibiéndose para hacer reír, que no ha habido comedia más linda. Esas son algunas de las frases que los hacen sentir muy queridos. Y ese mismo estilo predominará en su nueva propuesta teatral.
Le han dicho “no” al humor fácil, al pastelazo. Aunque prefieren mantener la trama en secreto, sí adelantan que la obra se desarrollará a finales de los ochenta. Que ellos seguirán escuchando música o el fútbol en grabadora y hasta su moneda será el sucre. “Una parte de lo recaudado será para hacer una película que inmortalice lo significativo que han sido los entenados para el país”, revela Héctor.
La familia más ecuatoriana
“Todo hogar funciona porque hay un eje, y ese eje es el amor de madre, que es incondicional”, me dice por vía telefónica Tati Interllige, quien estuvo a cargo del libreto y la dirección artística de la serie y la obra teatral.
Es una afirmación cierta en las familias ecuatorianas y podríamos decir que en las de todo el mundo. Hace 28 años (y un poco más) ella y su grupo de actores lo sabían. En marzo de 1987, ese amor de madre que habían imaginado Tati y Oswaldo Segura subió al escenario convertido en Lupita, uno de los personajes de la obra Me la gané por Diosito santo, que repletó durante varios meses el teatro Candilejas del centro comercial Unicentro.
Lupita era un ama de casa, vestía batonas de colores, a veces floreadas, se arreglaba el cabello de manera sencilla, se encargaba del hogar, ir al mercado y de recibir a sus cuatro hijos varones. Aunque no biológicos, hijos de corazón. El amor de madre.
La meta era construir una historia afín a su público, con identidad ecuatoriana. Y los hijos de Lupita ¡definitivamente lo eran! El trabajador, el estudioso, el inocente, el tirado a “aniñado”… Más de una familia se sintió reflejada en ellos, en sus anhelos, en sus vivencias, su forma de hablar, en su día a día y los entenados pasaron de un éxito teatral a estrellas de televisión.
Entenados en 2016
Me atrevo a preguntarles cuáles serían las inquietudes de la familia Vera en 2016, si la actualizáramos. Las ideas comienzan a saltar: “Felipe se moriría por ir a Samborondón, a Plaza Lagos, sufriría porque no vive en la isla Mocolí”, ríen. “Rosendo no habría pasado la prueba del Senescyt”, dice Richard. “Sí pasaba, ¡y con 100!”, se defiende Héctor. “La virola (Maribel) ya se habría operado con los cubanos, Stacy tal vez no sería tan inocente, Lupita cobraría el bono y Felipe, ¡se acomplejaría de acompañarla al banco!”. Son personajes que siguen viviendo entre nosotros y siempre habrá nuevas maneras de imaginarlos. (E)
Funciones: Teatro Fedenador, av. Carlos Julio Arosemena, km 4,5. Entradas: $ 35 y $ 40. A la venta en Ticketshow. 600-0548.