La dura tarea de escoger una reina

30 de Septiembre de 2012

Durante el certamen Reina de Guayaquil, el público evaluó, no solo a las candidatas, sino a los organizadores.

“Dos minutos y salimos en vivo”, ordenaba una voz en off desde lo alto del Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro, la noche de la elección de la Reina de Guayaquil. En ese momento, el público se apresuraba a sentarse, los presentadores tomaban sus lugares, las cámaras comenzaban a moverse y el humo empezaba a llenar el escenario.

Así arrancaba el certamen en el que se conocería a la nueva soberana, y desde ese instante fue inevitable que los ojos de todos los guayaquileños se fijaran en los detalles de la elección, entre ellos, el columnista de televisión Ricardo Ribadeneira, cuyas fuertes críticas se publicaron esta semana en Diario EL UNIVERSO.

Tahíz Panus, quien se desempeña como coordinadora general del evento desde el 2008, considera que la elección de la Reina de Guayaquil es uno de los certámenes que más atención mediática reciben y el más importante de la ciudad, lo que indudablemente incrementa la presión de su organización.

Para este año, la responsabilidad del diseño y producción del evento recayó en Julián Pico, quien ha colaborado con certámenes como Nuestra Belleza Latina, los Latin Grammy y Premios Juventud. “Quise unir dos generaciones en el escenario. De allí se pensó en la aparición de Au-D con Héctor Napolitano y Ana Isabel”.

Solo quien lo vive puede llegar a entenderlo. Estar allí frente a tantas personas es una presión increíble y hay quienes pueden controlar los nervios y quienes no pueden hacerlo”.
Tahíz Panus

Sin embargo, admite que al tratarse de un evento en vivo hubo detalles que se escaparon de las manos del equipo de producción. “No trato de justificarlo, pero era tanta la bulla de las barras en el teatro que no podíamos comunicarnos con los conductores. Un programa en vivo de esta magnitud es muy difícil de manejar y tratamos de hacerlo lo mejor posible”, dice.

Tahíz coincide: “Lo que las personas deben saber es que con la bulla que había en el teatro, las barras y los pitos, los presentadores no escuchaban nada por el apuntador. Entonces se dejaban guiar por el libreto que les dimos. Pero al ser una transmisión en vivo, en el andar hay cambios que hacen que el conductor tenga que alargar ciertas presentaciones, y como ellos no escuchaban por el apuntador fueron errores involuntarios”, dice. Ante este inconveniente, asegura que el próximo año se controlará el ingreso de artefactos que puedan interferir en la acústica y en la comunicación entre los miembros del equipo dentro del teatro.

Los nervios, el peor enemigo

Meses antes de la noche del certamen, las candidatas recibieron una capacitación integral por parte de profesionales para pulir y desarrollar las habilidades y cualidades propias de una futura reina de belleza.

Sin embargo, la noche de la elección, los nervios se convierten en el principal enemigo de las candidatas y en tan solo un instante pueden traicionar toda la preparación recibida. El momento más crítico son las preguntas. Tahiz lo explica: “Solo quien lo vive puede llegar a entenderlo. Estar allí frente a tantas personas es una presión increíble y hay quienes pueden controlar los nervios y los que no pueden hacerlo. A pesar de que la candidata sea una de las que mejor se expresen durante el certamen, son cosas que pasan y eso no puede medir la inteligencia de una chica”.

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