Estefi Espín quiere jugar

17 de Junio de 2012
Texto: Estefanía Carlier especial para La Revista Foto: Estuardo Vera

Con 26 años, Estefi Espín Bianculli ha trabajado como presentadora de noticias para CNN radio y televisión. Ahora, su nuevo reto es ‘Quién quiere ser millonario, alta tensión’

Los espejos de los camerinos tienen siempre en el marco focos amarillos que iluminan al que se mira. Frente a una de esas luces está Estefi, corriendo de arriba para abajo con los maquilladores que intentan, en medio de sus movimientos, prepararla para un evento de promoción de la nueva versión del programa concurso ‘Quién quiere ser millonario, alta tensión’.

Son casi las seis y los invitados empiezan a llegar. En medio de los ensayos en el escenario lleno de luces y su rutina de belleza, Estefi accede a recibirme en su camerino para conversar. Es que los minutos del día no le alcanzan, duerme solo cuatro horas y nunca para. “A medida que pasa el tiempo pienso qué voy a hacer para dejar de trabajar tanto y, al contrario, lo que más tengo es trabajo. Ese parar un poquito nunca se ha dado”, dice. Todo empezó mientras estudiaba Periodismo en la Universidad San Francisco de Quito. Solo seis alumnos podían ganarse una beca completa para ir a estudiar a Nebraska, Estados Unidos. Y ella se la ganó. Armó maletas y tiempo después se graduó de Periodismo con las especializaciones de Comunicación y Administración de Empresas. Luego regresó a Ecuador por un mes y se mudó a Atlanta, Estados Unidos, para trabajar como pasante en la cadena de noticias CNN radio en el área de Edición y Producción. “Fue una experiencia linda porque ahí fue cuando se dio este crecimiento rápido. Primero me dejaron manejar los contenidos del noticiario, después un noticiario y terminé conduciendo cuatro noticiarios para América Latina y Estados Unidos de las cadenas aliadas”.

El pantallazo

En ese entonces, uno de sus lujos era la invisibilidad. “Como nadie me veía me sentía muy cómoda. Yo tenía apenas 22 años y el presidente de Colombia, Andrés Pastrana, no tenía idea de que en verdad estaba siendo entrevistado por una peladita. Eso me abrió las puertas para que el presidente de CNN en español escuchara mis entrevistas. Me hizo hacer un casting y al poco tiempo yo ya estaba al aire”, comenta. De ser la voz de las noticias pasó a convertirse en el rostro de uno de los noticiarios más vistos en el mundo. Sus amigos de Chile y Venezuela empezaron a llamarla porque la veían en la televisión, y eso fue clave para que Estefi entendiera la magnitud de su oportunidad laboral. “Lo que más me sorprendió fue que, por lo general, en la carrera de una presentadora de televisión uno empieza por trabajar en un canal pequeño y luego va a una gran cadena. En mi caso fue al revés. La primera vez que yo fui al aire fue en CNN en español. Y, claro, ya estaba expuesta”, comenta.

Lo que más me sorprendió fue que, por lo general, en la carrera de una presentadora de televisión, uno empieza por trabajar en un canal pequeño y luego va a una gran cadena. En mi caso fue al revés.
Estéfani Espín

Su vida ajetreada no le permitía fijarse horarios. Tuvo gastritis, dormía mal y a veces pasaba seis horas sin comer. “Uno sí tiene que trabajar mucho para conseguir sus objetivos. Me ha costado lágrimas hacer lo que hago. Lo disfruto pero a la vez cuesta mucho. Yo tenía 22 años y en vez de estar haciendo lo que mis amigas, estaba levantándome a las tres de la mañana para ir a presentar un noticiario que empezaba a prepararse a las cuatro en CNN español y trabajaba todos los fines de semana sin parar. No todos están conscientes de que aunque el trabajo pinta de maravilla, implica mucho sacrificio y un montón de renuncias”. A diferencia de los noticiarios del país, en Atlanta los procedimientos eran un poco distintos. “Cuando llegué a CNN yo tenía que mover mi propio prómpter con el pie. Las cámaras son automáticas, no tienes gente detrás porque las controlan desde el switcher. Entras al estudio sola y te pones todas tus cosas. Ahora en Ecuavisa estoy acostumbrada a tener cinco camarógrafos, un asistente, el técnico, el sonidista y el que me mueve el prómpter. Afortunadamente, como yo no tenía costumbre de otras cosas fue más fácil adaptarme”. Desde el día en que le avisaron que iba a salir al aire transcurrieron dos semanas y ya estaba lista.

Ahora, a sus 26, Estefi ha sabido mantenerse como una figura pública en el medio durante siete años. Su página de fans en Facebook está llena de comentarios que le aseguran que es la mujer más guapa del mundo y demás cualidades físicas. “No vengo de un reinado de belleza ni me considero la mujer más guapa. Creo tener presencia para estar en televisión y cuido mi imagen. No creo que sea un plus, porque si se tratara de belleza, digamos, hay cien mil reinas y mujeres guapas que podrían estar en televisión. Llega un punto en la carrera de cada uno donde ya pesa más lo que has trabajado que una cara”, dice firmemente con su rostro serio, como luce en las mañanas cuando entrevista a políticos y figuras públicas en ‘Contacto directo’.

Alta tensión

Un secador se prende y nos ensordece a todos. El pelo negro de Estefi se estira mientras una brocha con maquillaje baila sobre su cara.

Me cuenta que desde que empezó el programa de entrenamiento de ‘Quién quiere ser millonario, alta tensión’, duerme menos que antes. “Si antes dormía poco, ahora casi nada. Estamos haciendo un programa de entrenamiento constante adoptando todas las regularidades que la franquicia británica nos exige, porque es superexigente”. En cada parte del mundo donde está el programa, los presentadores son calificados por la franquicia según su nivel de credibilidad y afecto para con los ciudadanos del país. “Para mí fue un orgullo inmenso cuando me dijeron: ‘Sí, Estéfani, tú fuiste escogida. Sí lo puedes hacer’. Es muchísimo trabajo, pero lo hago con gusto. No tengo hijos, mi hijo es mi trabajo y me encanta. Soy feliz”. Ecuavisa estrenará próximamente este nuevo formato del programa con nuevas reglas. El cambio más visible será la presentadora. Alfonso Espinosa de los Monteros no dará más su ‘última palabra’.

El teléfono celular de Estefi vibra. Es Marlene, su madre, que la llama para avisarle que ya le dejó con el guardia de la garita de Ecuavisa el paquete que le pidió. A propósito de esa interrupción, le pregunto sobre ella. “Mi mamá es mi motor. Es la que se levanta conmigo a las cuatro de la mañana, me hace el desayuno y comemos juntas. Cuando estoy muy cansada y no sé qué me tengo que poner al día siguiente, ella lo hace por mí”. Ramiro, su padre, es su gran consejero. “Me ayuda a tomar las decisiones difíciles en el campo laboral, pero sobre todo me aconseja en lo personal”, dice. Hace menos de un mes la cadena de televisión en español Univisión le ofreció a Estefi un trabajo que requería que se fuera a vivir a Estados Unidos. Su familia se pronunció al respecto. “Usted tiene que hacer lo que la haga feliz, me dijeron. A mí me hace feliz hacer periodismo en Ecuador, amo a Ecuavisa, la siento como mi casa. Tengo un novio acá, estoy feliz”, indica Estefi. Su novio es un ‘mono’. Se llama Felipe Estrada Bjarner y ambos están recién comprometidos. Su ‘otro’ amor es su perro Otto, un yorkshire terrier con el que comparte su foto de perfil en la red social Facebook.

Estefi conduce de lunes a viernes el programa de entrevistas ‘Contacto directo’ junto con Alfredo Pinoargote, con quien tiene una muy buena relación de trabajo. “Soy tan compatible con Alfredo. Somos muy parecidos, extremadamente exigentes, minuciosos y detallistas. Si tuvo un punto de más una claqueta, nos damos cuenta y nos podemos morir. Somos supertrabajadores, estamos todo el día conectados y hablamos horas en el día, no te exagero”. Estefi también conduce por las mañanas el noticiario ‘Contacto al amanecer’ y el informativo ‘NotiMundo’ en la radio FM Mundo. Y como vive rodeada de noticias –y estas nunca paran–, en la casa de Estefi no se habla de eso. “Nunca hablamos de trabajo, del tema político, que es lo que yo hago. Tengo muy poco tiempo para compartir con mi familia y cuando estoy con ellos quiero hablar de otra cosa, saber cómo están, cosas de familia. Diego, su hermano, vivió en Italia y en Estados Unidos casi al mismo tiempo en el que ella estuvo por esos dos países. Por coincidencia, ambos regresaron juntos a la casa de sus padres en Quito.

Hiperactiva y... desconectada

De pequeña, Estefi fue una niña muy activa y extrovertida. “Siempre era la que declamaba, la que hacía poesía y la que cantaba. Nunca he tenido pánico escénico y eso me ha ayudado mucho en la televisión. Con mi colegio, que es internacional, me fui a España y a Chile a declamar”, comenta. Esta capacidad de oratoria -en donde se pierde parte del acento natal– la ayudó en el entrenamiento previo que les exige CNN a todas las presentadoras. “Allá no pueden saber de qué país uno es porque para trabajar en una cadena que va a toda América Latina no puedes segmentar tanto. Yo tuve que trabajar mucho, de hecho, una de las razones por las que esperábamos para salir al aire era porque tenía que perder el acento”. Parte de los ejercicios era sentarla en una silla frente a un montón de personas que tenían que adivinar de qué país era ella por su acento. Si no lograban adivinarlo, pasaba la prueba.

Para que la memoria no la traicione llevándose sus recuerdos, Estefi escribe. “Hay una parte de mí que escribe en los momentos claves de mi vida. Esos momentos eran generalmente en un avión que estaba cogiendo para irme a vivir a España, o de intercambio en Chicago o a Atlanta, y no sabía qué iba a pasar”. Conserva libros enteros escritos con sus vivencias y anhelos. “Soy muy católica, entonces escribía mucho para mí, para Dios. Esos libros son mi tesoro”, indica.

Yo creo que tengo la suerte de decir que soy de esas personas que hacen lo que siempre han soñado. Y que hacen lo que despiertan queriendo hacer. Cuando me levanto quiero ser la primera en dar las noticias”.
Estéfani Espín

Ya es la hora del evento y Estefi está casi lista. Los organizadores entran y salen intentando no hacer ruido. La apuran porque aún le falta vestirse. Ella se muerde una de sus uñas rojas –acrílicas, por cierto– y se pone un vestido negro con un collar de piedras plateado. No refleja ni por un segundo la actitud de una persona cansada de su trabajo y de los horarios que maneja. “Yo creo que tengo la suerte de decir que soy de esas personas que hacen lo que siempre han soñado. Y que hacen lo que despiertan queriendo hacer. Cuando me levanto quiero ser la primera en dar las noticias. No todo el mundo puede decir que se gana la vida haciendo lo que ama”, dice. Su vida personal de lunes a viernes ha sido sacrificada por completo. Por ello, tiene una condición laboral: los fines de semana no trabaja. “No puedo evitar leer los periódicos y estar vinculada con la noticia, pero sí dejo de trabajar. Cumplo lo mínimo que tengo que hacer para estar enterada y desconecto mi celular dentro de lo que puedo, cambio mis ambientes y me dedico a mis amigos y familia”, asegura.

‘Quién quiere ser millonario, alta tensión’ es el nuevo bebé de Ecuavisa y de Estefi, y está próximo a estrenarse. El evento para que el que Estefi ha pasado la tarde preparándose se inicia con su entrada, en medio de las luces y de los aplausos del público, a un escenario ambientado con colores verdes y rojos. Ella camina con sus zapatos de grandes tacos negros -que la hacen ver el doble de su tamaño– y se arregla las curvas de su pelo con los dedos. Se detiene en el centro del escenario y con su acento particular –una mezcla de quiteña con mexicana– nos invita a todos a participar en el programa concurso de los domingos por la noche que promete subirnos la presión. Y lo hace con una sugestiva frase: Y tú, ¿quieres jugar?

NOVEDADES EN EL CONCURSO

• El premio será 100.000 dólares.

• En cada programa jugarán 6 participantes dentro de la misma ronda. Si uno de ellos pierde porque no sabe alguna respuesta, automáticamente sale del juego y el premio baja un escalón.

• Solo habrá un comodín llamado “paso”. En caso de que un participante no sepa la respuesta podrá usarlo. El participante al que le toque el siguiente turno deberá contestar sí o sí a esa pregunta o abandonará el juego. No podrá hacer uso de su comodín “paso” sino en una segunda ronda.

• Cada pregunta tendrá un límite de tiempo para ser respondida: de la 1 a la 5, 15 segundos; de la 6 a la 11, 30; y de la 12 a la 15, 45 segundos.

 

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