Modismos de moda: El nuevo mundo

Por Connie Hunter
09 de Marzo de 2014

“Entre mensajes de SOS, historias reales  y fotografías manipuladas que pronto serían descubiertas, Venezuela vive una situación que en el mundo virtual los usuarios la seguimos, la sentimos y la sufrimos”.

Ola k ase, lee o k ase. Hazme follow. Te retuitié. Tengo 50 likes. Está lindo tu selfie, No me taguees. Lo publiqué en mi muro. Revisa mi TL. Te mandé un DM. Hoy fui trendingtopic. Imeléamelo. ¿Se conocen? No, pero la sigo en twitter. Ayer me comí un ceviche. Sí, lo vi en tu muro. Está bella tu hija ¿dónde la viste? en facebook. lol.

Nada de lo dicho anteriormente es un invento ni son frases sin sentido para quienes participan en las redes sociales. Son un recorta y pega de los diálogos que escuchamos ahora. Se trata de una serie de  modismos incorporados al lenguaje, eso que los enredados emplean para describir su vida en el ámbito virtual. Lo hacen oralmente y por escrito.

Se responden horas más tarde, cuando se percatan de que el otro le ha escrito. Al parecer, el sentido del tiempo es relativo. A veces todo urge, otras veces nada importa. Si el celular se descargó, si la señal está mala o el WhatsApp colapsó, todo se detiene y puede llevar a algunos al borde de la desesperación.

Detienen su cena para hacerle una foto. La suben a Instagram, la comparten en Facebook. Le hacen pin en Pinterest a lo que les gusta. Y quienes lo hacen son chicos, pero también son adultos. Son las madres con sus hijos y las hijas con sus padres. Los padres solos. Las madres con sus amigas.

No es cuestión de edad, generación ni género. Se trata de forma de vida. Las redes cambiaron, además de la forma de hablar, los comportamientos. Resulta más fácil a veces decirlo por mensajito que cara a cara. Además, queda el registro de lo dicho y a qué hora. Así, la memoria del individuo no se tiene que esforzar tanto cuando quiere recurrir a lo antes dicho.

Prendí el televisor una noche y una estudiante venezolana, en canal NTN24, afirmaba que por las redes sociales el mundo ha podido saber lo que pasa en Venezuela. Abrí el Twitter, puse la palabra “Venezuela” en la herramienta de búsqueda y confirmé su teoría. En tiempo real, 24 horas de transmisión desde varios lugares del país simultáneamente, todos compartían su vida. 

Imágenes del momento se mezclaban con otras de otros conflictos. No eran de ese, pero se lo atribuían. La estudiante tenía razón al darle tal poder de comunicación a las redes sociales. Un poder que se torna preocupante cuando la malicia de algún usuario manipula el contenido para aumentar el caos y cuando el usuario impactado retuitea lo falso. Encontrarle el hilo de la verdad a las redes puede ser una difícil tarea.

Entre mensajes de SOS, historias reales  y fotografías manipuladas que pronto serían descubiertas, Venezuela vive una situación que en el mundo virtual los usuarios la seguimos, la sentimos y la sufrimos. Y decimos WTF! OMG!: (y cuanta cosa podamos inventar para expresarnos “mejor” y más rápido. A veces es preciso detenernos a analizar el mundo que estamos cocreando y a escucharnos, leernos y observarnos a nosotros, sus primeros habitantes.

chunter@eluniverso.com
@conniehunterdg

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