Lectores selectivos: Sin memoria

Por Connie Hunter
12 de Enero de 2014

“Es como si anduviéramos por la vida con discos duros externos con toda la información. El simple hecho de saber que esta está ahí nos relaja y no existe ya en nuestro cerebro la necesidad de aprehender el conocimiento”.

Eran tiempos de bibliotecas con libros de papel. Épocas en que se recurría a revistas y periódicos para encontrar información. Entonces, se daba importancia al escritor y al nombre de quien lo publicaba. Estos tiempos, definitivamente, difieren de mucho del pasado. El comportamiento del lector ha cambiado. Así como lo han hecho los libros, los escritores y las mismas bibliotecas.

Hace algunas semanas, el mundo entero se volcó al Internet a buscar información acerca de Nelson Mandela, a propósito de su muerte. Google registró los más altos niveles de búsqueda sobre este tema en el 2013. Me pregunto si quienes buscaron esta información podrían distinguir en qué medio lo leyeron o si la fuente a la que recurrieron era veraz. Vieron fotos, videos y leyeron acerca de su vida y sus funerales. ¿Recordarán quién dijo qué? ¿Recordarán todo lo que leyeron?

Existe la eterna discusión, y he presenciado muchas, sobre si ahora se lee menos que antes. Hay quienes opinan que definitivamente se lee menos. Otros, en cambio, sugieren que las personas actualmente leen más ya que tienen mayor acceso a todo tipo de contenido. Sin embargo, algunos advierten que ahora, simplemente, se lee diferente y, sobre todo, que se lee lo que se quiere, pues el lector ahora tiene un poder de decisión que antes no tenía. Este hecho ha permitido el surgimiento de nuevas fuentes y medios de los que poco se cuestiona su procedencia y veracidad. El lector es libre de decidir si lo lee, si cree y si lo repite en su mundo virtual. Porque, eso sí, el lector ahora también es leído por otros.

La manera de encontrar información a través de los motores de búsqueda de Internet nos permite tener a la mano, en cuestión de segundos, todo lo que queramos. Esta facilidad, en cierto modo, hay quienes piensan que nos ha hecho vagos y que la vagancia mental se refleja en la poca capacidad de retener la información. Explorando en Internet, encontré un artículo en el diario La Nación de Argentina, que recoge opiniones de científicos acerca de la manera como el cerebro humano ha cambiado. El enlace, para quienes lo quieran leer, es este: http://www.lanacion.com.ar/ 1470127-como-internet-esta- cambiando-la-forma-en-que- funciona-el-cerebro-humano.

Resulta interesante, pero también preocupante, descubrir de voces de los especialistas nuestra incapacidad actual para memorizar. Es como si anduviéramos por la vida con discos duros externos con toda la información. El simple hecho de saber que esta está ahí nos relaja y no existe ya en nuestro cerebro la necesidad de aprehender el conocimiento.

El zapping en las redes es aún más sencillo de hacer que en la televisión y, además, brinda más resultados. Los hashtags en Twitter nos guían para conocer sobre lo que se está hablando o simplemente para tener de qué chismear. Las pastillas de información entran y salen de nuestra memoria cambiando, al parecer, el comportamiento de nuestro cerebro. La ley universal de correspondencia (como es arriba es abajo, como es abajo es arriba. Como es afuera es adentro, como es adentro es afuera) se aplica ineludiblemente. Los cambios nos han cambiado y viceversa.

chunter@eluniverso.com
@conniehunterdg

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