Confianza con extraños

Por Connie Hunter
18 de Marzo de 2018

Hablarle a un conocido es complicado cuando se trata de temas profundos o personales. Es el comentario de Laura, una joven que inspiró esta columna. Ella, en busca de psicóloga, preferiría ser atendida por alguien foráneo de ser posible, alguien que no conociera a su familia ni a sus amigos. La razón es que teme que lo que ella hable se sepa, que algún amigo la vea salir del consultorio del terapeuta y que lo comente con otros. Por eso, dice con un poco de vergüenza, que recurriría mejor a un psicólogo que la pudiera atender por internet.

No en vano existe el sitio psicologosenlinea.net que ofrece apoyo para manejar la ansiedad, la depresión, problemas de autoestima, crisis existenciales, adicciones, entre otras cosas. Usando herramientas que la tecnología más doméstica ahora permite, los pacientes pueden hacer videoconferencias con el psicólogo, tener acceso a videos motivacionales y de relajación pregrabados, entrar en foros de discusión y en la biblioteca virtual. La ventaja es que la persona que siente la necesidad de tener un apoyo psicológico, por el motivo que sea, cuenta con la privacidad que busca para llevar esta terapia sin interrupciones.

Con el desarrollo de la comunicación por vías paralelas, no solo Laura piensa que es más sencillo hoy en día hablar con un desconocido. Es más, muchos a diario lo hacemos sin poner obstáculos. Hay quienes no buscan expertos para tratar sus problemas, solo buscan oídos que los escuchen y ojos que los lean. Y no importa de quién sean esos oídos y esos ojos, no importa si no les han visto el rostro alguna vez, ni conocen su segundo apellido. Quienes lanzan sus frustraciones y dudas al muro de sus lamentos en Facebook, solo esperan una frase de aliento, un emoticón, un gif animado, un “ay amigüis, TQM” de un contacto que se hizo su amiga virtual hace pocos meses.

Este comportamiento evidencia que muchos tenemos la idea de que todo lo que podemos tocar es digno de ser temido. En cambio, aquello que no podemos palpar es más confiable. Nos sentimos más seguros detrás de la pantalla de la computadora que detrás de la ventana del carro.

¿Y qué ocurre si el que transita por tu calle es el mismo que se esconde con otro nombre entre tus seguidores en las redes? ¿Qué pasa si tus “amigos” de aquí y allá son los mismos?, o ¿qué tal si tus contactos te muestran otros rostros distintos a sus rostros reales?

Vivimos ahora caminando en el borde de la verdad y la mentira, de lo real y lo irreal, de lo conocido y lo desconocido. Pisamos de un lado y de otro sin darnos cuenta, transitando estas vías paralelas diariamente con la confianza de que allí todo es mejor que aquí, de que allí nadie nos puede dañar porque estamos metidos en nuestra habitación de aquí. Aquí hay que desconfiar y hay que cuidarse. Allí puedes expresarte con libertad. Aquí tienes que callar… Cosas raras que pasan en el siglo XXI. (O)

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@conniehunterdg

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