Sacha Cohen: Las aventuras de un dictador

15 de Julio de 2012

El actor británico Sacha Baron Cohen protagoniza una explosiva sátira de alto calado político que parece inspirada por bin Laden.

Es la historia de un dictador que decide arriesgar su vida para evitar a toda costa que la tan temida democracia llegue a su país... al que ama con la misma virulencia que oprime. Suena como un cuento, pero es el argumento de El dictador, el filme dirigido por Larry Charles y protagonizado por uno de los actores más polémicos del cine británico, Sacha Baron Cohen. ¿Lo recuerda?

Baron apareció en Borat (en la que viste un traje de baño de mujer de color verde fosforescente haciendo diabluras en EE.UU.).

También es el dj en el video

Music junto con Madonna, en el que maneja la limosina con la reina del pop a bordo; y en Hugo, de Martin Scorsese, la oscarizada película en la que encarna al policía que cuida la estación de trenes...

El dictador es una película estadounidense estrenada en mayo pasado. La historia se basa en la novela Zabibah y el Rey, que apareció publicada como anónima en el año 2000 en Irak; se cree que está escrita por un autor desconocido que siguió directamente las directrices dictadas por Saddam Hussein.

¿Quién es el irreverente?

Sacha Baron Cohen es el hombre que por tantos años hizo uso de su absoluta falta de identidad para hacer burla de pobres e ingenuos por igual y ventilarlos en la televisión británica y/o en la cinematografía mundial.

El actor dio sus primeros pasos en Gran Bretaña en 1998 en el programa de televisión ‘The Eleven O’Clock Show’. Recién graduado de Cambridge aparecía con un gorro de nieve rojo, una chamarra impermeable amarilla, lentes para esquiar de mica fosforescente y mucho, pero mucho bling (adornos de joyas lujosas y brillantes). Allí, con toda la actitud gueto y un micrófono que le permitía hacer las entrevistas más irreverentes encubierto, nació Ali G. Sacha; por su parte, quedaba escondido de la audiencia, teniendo la entera posibilidad de ofender, agredir y burlarse de quien quisiera sin recibir daño alguno a su imagen personal.

Consiguió tanto éxito entre los ingleses que dos años después la misma cadena estrenaba ‘Da Ali G Show’. Así cautivó también a EE.UU.

La magia de la comedia de Sacha Baron Cohen radica en su habilidad para camuflarse con su ambiente, provocando incómodas reacciones en sus víctimas, divertidas para la audiencia, pero ante todo… reales. Y lo que muestra en El dictador, su tercer filme protagónico (el primero fue Brüno), es exactamente eso. Claro, con la consabida pérdida de anonimato, porque el avance y la promoción del filme lo volvieron visible.

Tal como sucedió en la alfombra roja de los Óscar 2012, cuando Sacha llegó vestido con traje militar aun cuando los directivos de la ceremonia le habían retirado la invitación.

El personaje

Sacha es crítico con la sociedad incluso al personificar a un dictador sin escrúpulos. Y para algunos especialistas, “El dictador es solo otro esfuerzo orquestado por Hollywood para vivificar a los árabes, los musulmanes y el Oriente”.

Cohen interpreta el papel del general Hafez Aladeen, el dirigente árabe de un país del norte de África rico en petróleo. En el final de la película, el dictador pronuncia un notable discurso desde la tribuna de la ONU en favor de la dictadura.

En su estreno en Londres, el comediante de 40 años llegó caracterizado como el general Aladeen a bordo de un Lamborghini naranja, portando un trabuco dorado y flanqueado por bellas modelos ataviadas con escasos uniformes. “Muerte a Occidente”, proclamó sin pestañear.

Cuando un periodista de la agencia DPA le preguntó qué opinaba de la canciller alemana, Angela Merkel, respondió: “Debería considerar un cambio de sexo para convertirse en mujer”. Tampoco muestra una mayor consideración respecto de sus compatriotas, en especial en lo que se refiere a la fallecida princesa Diana. “Para resumir una larga historia: soy el padre del príncipe Harry. De su madre heredó la piel clara y de mí, el gusto por disfrazarse de nazi”.

Con poblada barba negra y estrafalario uniforme, Baron Cohen es el sátrapa de la ficticia república Wadiya a quien no se le ha permitido acudir a ciertos eventos, no solo en EE.UU., sino en su país natal. Pero sus fans no comparten las críticas. “Claro que siempre deja en evidencia a la gente, y los estadounidenses en especial no pueden aguantarle”, dijo Gary, un londinense de 50 años. “Pero es tan gracioso... y a quien no le guste, no tiene que verlo”.

El dictador de Cohen construye bombas atómicas, decreta condenas a muerte y quiere borrar del mapa a Israel y quién sabe si también a otros países. Y aunque el personaje ha tenido muchas críticas, la taquilla de la película sigue teniendo éxito en Inglaterra y otros estados europeos. “Parece que reírse de este escenario negativo es disfrutado por mucha gente”, destacó el actor.

“Yo me inspiré en Gadafi, que siempre me pareció un tipo muy divertido (...). Además, él siempre se vestía como una viejita de 60 años”, dijo Sacha a la cadena británica BBC, en una de las pocas entrevistas que ha concedido como él mismo.

El elenco también está conformado por Ben Kingsley, quien hace el papel de Tamir, el jefe de seguridad y procurador de mujeres al servicio de Aladeen. “Es claro que para hacer una sátira política uno tiene que basarla en algún elemento real para darle el punto, la chispa necesaria. Así que evidentemente tuvimos que basarnos en los dictadores que siguen habiendo sobre la faz de la Tierra”, dice Kingsley.

Aunque Sacha, esposo de la también actriz británica Isla Fisher, pretenda mostrar a Muamar Gadafi, Saddam Hussein o a Osama bin Laden, El dictador promete ser una de las cintas más controvertidas de la temporada. Pronto lo veremos en la nueva versión de Los miserables, de Tom Hooper. (A.C.J.)

Fuentes: www.republicofwadiya.com y Agencias

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