El mundo mágico de Miyazaki
Hayao Miyazaki es considerado maestro del anime japonés por la belleza de su trabajo. Un artista que abrió nuevos mundos y repensó en las sociedades.
Cuando se crean películas o series de televisión que estaban básicamente pensadas para hacer soñar a los niños, pero consiguieron que millones de adultos deseasen volver a jugar a castillos y princesas, es lo que ha hecho el director japonés Hayao Miyazaki en más de veinte cintas de animación que acapararon la atención en todo el mundo.
En el 2014, a este artista, escritor, ilustrador, director y productor, le fue entregado un Óscar honorífico por su destacada carrera por parte de la Academia de Hollywood.
El maestro japonés, creador del Estudio Ghibli y tres veces nominado a la estatuilla dorada en la categoría mejor película de animación, es padre de un imaginario único. Consiguió en el 2002, por El viaje de Chihiro (2001), un Óscar (ganó otros treinta y cinco premios por este filme) convirtiéndose en la primera y única película de anime que ha ganado un galardón de Hollywood hasta ahora. Pero no tuvo fortuna con su nominación por El castillo ambulante (2005) ni tampoco en el 2014 cuando participó con El viento se levanta (2013), su última cinta. Esta película, considerada una de sus obras maestras, es un homenaje que dedica el director al imaginativo ingeniero aeronáutico Jiro Horikoshi, responsable de diseñar cazas de combate japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. La película muestra a un niño japonés que sueña con ser piloto y surcar los cielos, como lo hacían los primeros valientes en sus rudimentarias naves; para centrarse después en los primeros años de Jiro como ingeniero que lucha por crear un avión de vanguardia tecnológica, una pieza que estuviera a la altura de los países más desarrollados.
“Mi esposa me dice que soy muy afortunado”, dijo en el 2014 el maestro de 74 años. “He tenido suerte porque he podido participar en la época en la que aún podíamos hacer las películas con papel y lápiz”.
Miyazaki ha hecho soñar a muchas personas alrededor del mundo con sus historias y sus encantadores personajes. Si tiene más de 30 años seguro recordará las series animadas de televisión Heidi (1974), Marco (1976), Rascal, el mapache (1977), Mi vecino Totoro (1988), La princesa Mononoke (1997), entre otras.
La visión de Miyazaki
El padre de Hayao Miyazaki fue ingeniero aeronáutico. Su madre falleció en 1955. Estudió Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad Gakushuin de Japón. En 1965 se casó con la dibujante Akemi Ota, con quien tuvo dos hijos.
Son muchos los japoneses que opinan que Miyazaki Hayao es el autor por excelencia de la animación que representa el carácter de Japón y de su gente. Sin embargo, si se repasa su obra se puede comprobar que en ella prácticamente no aparece la belleza del país nipón, aunque en la película Mi vecino Totoro abundan los bucólicos paisajes rurales del país asiático.
Es sabido que el maestro Miyazaki valora la animación de Walt Disney (elogia especialmente el cortometraje El viejo molino y el largometraje Blancanieves y los siete enanitos). En recientes declaraciones insistió en la sensación de “artificialidad” y “falsedad” que le transmite la naturaleza que dibuja el mundo de Disney. Al mismo tiempo, Miyazaki dijo que a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial la animación japonesa cayó en un “ultraexpresionismo” y una “pérdida de motivación” que “están pudriendo la animación popular”.
Según Miyazaki, la principal característica de Studio Ghibli –del cual es cofundador y director– es su forma de retratar la naturaleza, una que no se subordina a las personas ni a los personajes: “Las relaciones humanas no son lo único interesante; todos los elementos del mundo encierran belleza: el paisaje, el clima, el tiempo, la luz, la vegetación, el agua, el viento (...). Supongo que la clave de nuestra obra es el esfuerzo por incluir esos elementos en la mayor medida posible”, dijo.
Los especialistas en el trabajo de Miyazaki han dividido en tres niveles su trabajo “para poder reconocer concretamente la naturaleza que aparece en su animación”.
La naturaleza pura Miyazaki ha afirmado en varias ocasiones que hoy en día la mayoría de los japoneses siguen albergando un cierto sentimiento religioso. En las profundidades del bosque hay un lugar sagrado e impoluto donde no alcanza la huella humana. Allí brota un agua rica y reina la calma. Es el lugar puro al que uno desea ir después de morir. No es necesario que nos guíe ningún santo. No existen ni el cielo ni el paraíso. Al morir todos vamos a parar al mismo sitio.
Esta imagen de naturaleza pura está presente en muchos de los lugares que aparecen en la animación de Miyazaki, como por ejemplo: la caverna subterránea cubierta de bello cristal azul de Nausicaä del Valle del viento; la antigua ciudad sumergida en aguas cristalinas de El castillo en el cielo; el bosque hermoso y plácido de Mi vecino Totoro; el estanque del dios Shishi que brilla con divinidad en La princesa Mononoke, o el estanque situado en las profundidades de un sereno bosque donde el protagonista conoce a la heroína en El viento se levanta.
La naturaleza temible Por otro lado, en el mundo animado de Miyazaki también aparece un tipo de naturaleza aterradora. Es el caso de la hecatombe de omu (insectos gigantes) que arrasan la tierra en Nausicaä del Valle del viento; la tormenta y la marea que dejan un pueblo de playa sumergido en un antiguo océano en Ponyo, en el acantilado; el mundo que queda sumergido en agua de repente a causa de un tifón y una inundación en Las aventuras de Panda y sus amigos; los repetidos terremotos y tsunamis que asolan la tierra de forma siniestra en Conan, el niño del futuro, o la escena en que el espíritu del bosque se convierte en un demonio negro y fangoso que aplasta a personas, bosques y espíritus indiscriminadamente en La princesa Mononoke.
Mezcla y transformación El concepto de naturaleza de Miyazaki no termina con los dos anteriores. En su obra también aparece una naturaleza que mezcla elementos heterogéneos y se transforma constantemente. Por ejemplo, la jungla tóxica que aparece al principio de Nausicaä del Valle del viento; en ella conviven en conflicto constante personas, animales, insectos y plantas que forman un misterioso ecosistema. Para una persona corriente, la naturaleza de la jungla tóxica no tiene ni un atisbo de belleza o serenidad, pero Nausicaä dice que es “bonita”. La belleza no reside solo en las flores, los árboles y el bosque. La naturaleza de la jungla tóxica, que va cambiando al mezclársele elementos como el hierro, la cerámica y los materiales radiactivos, encierra una belleza de dimensiones superiores.
Miyazaki se retiró del cine en el 2013, pero continúa con su fantástico trabajo de dibujante. (A.C.J.) (E)
Fuentes: www.nippon.com y agencias