De letras obsesiones

13 de Mayo de 2018
  • El cineasta Roman Polanski dirige a Eva Green durante la filmación de Basada en hechos reales.
  • Emmanuelle Seigner (i) y Eva Green en Basada en hechos reales.

Libros, fascinación, seducción, envidias, ¿peligros? Es parte de Basada en hechos reales, la nueva película de suspenso de Roman Polanski.

El filme Basada en hechos reales se nutre de la novela –del mismo nombre– escrita por Delphine de Vigan, y está dirigido por el polémico y brillante cineasta Roman Polanski, responsable también de El bebé de Rosemary, Búsqueda frenética, El Inquilino, entre otras. El guion corre a cargo de otro grande del cine francés, Olivier Assayas.

La película recrea a Delphine (Emmanuelle Seigner, esposa de Polanski en la vida real). Ella es autora de una novela altamente personal dedicada a su madre que se ha convertido en éxitos de ventas. Agotada por innumerables peticiones y fragilizada por sus recuerdos, Delphine empieza a ser atormentada por unas cartas que la acusan de haber utilizado a su familia como carnada. La novelista se encuentra estancada, paralizada ante la idea de comenzar a escribir de nuevo. Su camino entonces se cruza con el de Elle (Eva Green), una joven encantadora, inteligente e intuitiva, quien entiende a Delphine muy bien. Delphine se encariña, confía y se abre. ¿Qué tan lejos llegará Elle después de mudarse al departamento de la escritora?

Roman Polanski aclara un poco el tema en esta entrevista.

¿Cómo se involucró en el proyecto?

Fue Emmanuelle quien me dio la novela de Delphine de Vigan diciéndome, “tienes que leer esto… podría ser una película”. ¡Tenía razón! Me contacté con Wassim Béji, el productor que tenía los derechos del libro. Nos reunimos por primera vez días antes del Festival de Cannes del año pasado y todo se desarrolló increíblemente rápido desde ese punto.

¿Qué le atrajo de la novela?

Los personajes y estas situaciones tan peculiares y perturbadoras en las que se encuentran. Estos son efectivamente temas que ya he explorado previamente en Callejón sin salida (1966), Repulsión (1965) y El bebé de Rosemary (1968). Este también es un libro que cuenta la historia de un libro, lo cual me parece muy interesante. Ese también fue el caso de La novena puerta (1999) y El escritor oculto (2010). Es mi macguffin, esa “cosa” que despierta la intriga, que resulta ser un objeto. También –y probablemente debí haber comenzado con esto– el libro me dio una increíble oportunidad de explorar la confrontación entre dos mujeres. A menudo he mostrado conflicto entre dos hombres o entre un hombre y una mujer, pero nunca dos mujeres.

Olivier Assayas escribió el guion. ¿Cómo se unió al proyecto?

Las últimas dos películas de Olivier se trataron de mujeres. Yo estaba familiarizado con su trabajo, sabía que había escrito para otros directores, y que era efectivo. Confiaba en que él podría entregarnos un gran guion prácticamente en el momento.

¿Cómo fue trabajar con él?

Olivier tenía una visión muy clara y concisa de cómo convertir una novela de 500 páginas en un guion. Esa es una increíble habilidad. Más que nada colaboramos por Skype, fue un continuo intercambio de ideas.

Además de su eficacia, ¿qué fue lo que Olivier aportó específicamente al guion?

En cuanto Olivier comprendió la esencia del libro comenzamos a tener conversaciones sobre cómo queríamos adaptarlo, era innegable que nos encontrábamos en la misma página. Billy Wilder lo dijo mejor cuando le preguntaron si era importante para un director el saber cómo escribir su respuesta: “No, ¡pero ayuda si sabe cómo leer!”.

Es increíblemente fiel al libro...

Siempre me esfuerzo por permanecer. Inicialmente, debatimos mucho para cuál papel sería mejor Emmanuelle, pero en cuanto comenzamos a escribir, se volvió aparente que ella era la elección perfecta para retratar a la novelista. Por lo que necesitábamos encontrar a su contraparte, alguien muy perturbador.

¿Le vino a la mente Eva Green de inmediato?

Sí, y solamente debes ver la película para entender por qué. Nunca nos habíamos conocido, pero yo conocía su trabajo. Me había quedado sorprendido con su actuación en la película de Robert Rodriguez, Sin City: Una dama fatal (2014). Fue una maravillosa experiencia trabajar con Eva, pero más aún trabajar con Eva y Emmanuelle juntas. Desde el principio, ellas se llevaron extremadamente bien –algo que no siempre pasa con los actores–. Su amistad fue como mandada por Dios.

¿Es difícil dirigir a su esposa?

Es más fácil que... ¡vivir juntos! (risas) Lo que me sorprendió, con una como con la otra, es lo preparadas que estaban ambas actrices. Y, no obstante, iban recibiendo el guion por partes, el cual seguíamos modificando conforme avanzaba la producción. Emmanuelle y Eva fueron las dos unas profesionales consumadas y aportaron grandes ideas. Emmanuelle estaba específicamente interesada en construir un personaje que fuera un distanciamiento de sus papeles pasados.

¿Cómo son Emmanuelle y Eva, ambas diferentes, pero iguales a sus personajes?

En su cotidianidad, Eva es reservada y precavida y uno podría fácilmente esperar que eso se transpirara en nuestra dinámica de trabajo. Pero fue lo opuesto. Ella fue abierta, nunca se quejó, y muy lista –entendió todos los matices del guion y lo que se esperaba de ella–. Honestamente, gracias a Eva y a Emmanuelle esta producción fue un verdadero placer, a pesar del itinerario de producción tan corto.

En lugar de utilizar la voz en off, como en el libro, eligió retratar este juego de espejo entre la realidad y la ficción a través del escenario, las imágenes, y más importante, sus directivas para la actuación de Eva Green.

¿Acaso no es ese el papel de un director? Esos son precisamente los desafíos de esta película. Debíamos alimentar estos personajes con una cierta ambivalencia. Es uno de los ingredientes claves para una actuación poderosa, que debe provocar duda, incertidumbre y sospecha en el espectador. Esto me recuerda a los espectáculos de marionetas cuando era niño, en los que los niños se sentían tanto paralizados por el temor como por la felicidad al mismo tiempo. La intriga siempre se desplegaba como temían, pero también como esperaban. Recrear ese sentimiento para los adultos, es divertido para mí. Espero que la audiencia lo encuentre igualmente satisfactorio.

Basada en hechos reales comienza como una comedia negra y se convierte en un thriller cuando los héroes se encuentran en la casa de campo… ¡y de repente nos encontramos en Misery!

¿Acaso no es genial esa casa de campo? Cuando estábamos filmando las secuencias en el interior, se me olvidaba que no estábamos en un lugar real ¡sino en un set en los escenarios de la comuna Bry-sur-Marne diseñado por Jean Rabasse! Los exteriores de la casa son reales, desde luego, pero el interior –así como con el departamento– son sets de película.

Reunió al ‘equipo estrella’: Pawel Edelman como el director de fotografía, con quien ha trabajado desde El pianista ; y el compositor Alexandre Desplat, con quien ha colaborado desde El escritor oculto...

Todos compartimos el mismo amor por el cien. ¡Nos llevamos tan bien! Cuando trabajas con personas por tantos años como lo hemos hecho nosotros, desarrollas una serie de atajos, hablas el mismo idioma y todos saben exactamente qué esperar. Nuestras conversaciones son puramente técnicas, ya que algunas cosas ya son evidentes para nosotros. Con Pawel, por ejemplo, solamente discutimos el formato de la película. Elegimos filmar en Scope para escapar esa sensación de confinamiento. La película se trata menos de una historia de intimidad como de una confrontación, una lucha por el dominio y la manipulación.

Y con Alexandre Desplat (compositor), ¿le dio instrucciones específicas?

No, para nada, le di el guion y le describí mi visión para la película. Quería algo de suspenso con un toque de lo inesperado.

¿Ya conoció a Delphine de Vigan?

Sí, por supuesto. La conocí en cuanto Olivier y yo comenzamos a trabajar en la adaptación. Y después otra vez, hacia el final de la filmación. Queríamos grabar durante la verdadera Feria del Libro de París, y para lograr hacer eso debíamos esperar hasta marzo de este año para capturar esas escenas en cuestión. Mientras estábamos ahí, los organizadores invitaron a Delphine, a Olivier y a mí a encontrarnos con los lectores. Experimentamos una cálida bienvenida. El panel tuvo una asistencia importante- y cuando preguntamos quién había leído el libro, dos tercios de la habitación levantaron su mano, en su mayoría mujeres. Delphine de Vigan escribió una historia que habla a las mujeres y no solamente era importante, sino también satisfactorio para mí crear una película para ellas.

Fuente: Venus Films.

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