El mercado del aire: Bonos de carbono

19 de Agosto de 2012
  • Este mecanismo apunta a reducir en 5% las emisiones de los países suscritos.
  • El relleno sanitario de Las Iguanas (Guayaquil) trabaja para ingresar en este mercado a través de la explotación de biogás.
  • La mayoría de los proyectos ecuatorianos está en centrales hidroeléctricas.
  • Dos proyectos llevarán energía eólica a Galápagos para apoyar la conservación del archipiélago.

En Europa, estos créditos pueden costar entre $ 10 y $ 20 por unidad. Esta es la recompensa por proyectos que reduzcan las emisiones nocivas al ambiente.

Desde el 2005, Ecuador cuenta con 18 proyectos registrados con posibilidades de cambiar el planeta. De ellos, siete son hidroeléctricos, tres operan en granjas de cerdos de Pronaca, dos son de energía eólica en Galápagos, dos están en los ingenios azucareros Valdez y San Carlos, uno dentro de una compañía productora de alcohol etílico en Milagro (también impulsado por ambos ingenios), uno opera en el relleno sanitario de Quito, otro se ejecuta en la planta de gas quiteña Zámbiza Landfill y, finalmente, tenemos el programa de focos ahorradores del Gobierno nacional.

Esos son los 18 proyectos nacionales aprobados en el Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) de las Naciones Unidas, que por sus buenas prácticas pueden producir recursos a través de la generación y comercialización de bonos de carbono (también llamados créditos de carbono) en países como Alemania, Holanda y Suiza.

Estos son un mecanismo propuesto en el Protocolo de Kioto de las Naciones Unidas para reducir los gases de efecto invernadero (GEI), siendo el más preocupante el dióxido de carbono (CO2).

Estos bonos son generados por empresas o países que mantienen proyectos para reducir la producción de CO2, tras lo cual son ofertados a países europeos que encuentran buenas oportunidades al comprarlos para cumplir con la política ambientalista que rige en el Viejo Continente.

Cada bono representa una especie de licencia para emitir una tonelada de CO2, mientras que con el dinero recibido los países conservacionistas obtienen recursos económicos para financiar estas iniciativas “verdes”.

El Ecuador ha tenido una recepción internacional favorable a sus propuestas de proyectos MDL debido a que, de los 18 proyectos registrados, 10 ya están generando los recursos, indica María Victoria Chiriboga, directora nacional de Adaptación al Cambio Climático del Ministerio del Ambiente, entidad que ha verificado que los 18 proyectos han reducido entre el 80% y 90% de las emisiones proyectadas.

“Los ecuatorianos deberíamos interesarnos más en este tipo de iniciativas que buscan proteger el ambiente de los gases nocivos. Esto es especialmente beneficioso para las empresas con altos consumos de energía”.
Sebastián Izquierdo

Esa Cartera de Estado se encarga de aprobar el proyecto propuesto a nivel nacional, para luego solicitar el aval internacional. Chiriboga añade que en este año ya se han aprobado doce proyectos más (nueve de ellos hidroeléctricos), los cuales esperan el visto bueno de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Con ellos, el país contaría con 30 proyectos registrados.

Gases más limpios

La propuesta del Municipio de Quito apunta a reducir las emisiones en el relleno sanitario de El Inga, mediante la quema anual de unas 9.500 toneladas de gas metano, el cual es 21 veces más activo que el CO2, por lo que permitiría vender unos 200 mil créditos al año (un crédito por cada tonelada equivalente de dióxido de carbono), a un valor entre $ 10 y $ 20 por unidad.

Según Francisco de la Torre, asesor ambiental y exfuncionario de la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs), los rellenos sanitarios son los mayores contribuyentes de gas metano a la atmósfera. Por ello el avance de tales iniciativas se observa también en el relleno sanitario Las Iguanas, en Guayaquil, y en el de Pichacay, en Cuenca.

Sebastián Izquierdo, director ejecutivo de la Comisión de Gestión Ambiental del Municipio de Cuenca, considera que el mundo, América Latina y el Ecuador atraviesan un momento histórico en la búsqueda de buenas prácticas que ayuden a combatir el cambio climático. “Y los mercados de carbono lucen con mucho potencial para países como el nuestro”, dice este funcionario, cuyo departamento organizó en mayo anterior el seminario internacional ‘Mitigación al cambio climático y mecanismos que ofrece el mercado de carbono’.

Izquierdo indica que para el 2014 se emitirán 11.000 toneladas menos de CO2 debido a la operación del nuevo tranvía de Cuenca, proyecto que sería una realidad en el 2013 y que en 30 años significaría una reducción de 313.000 toneladas de ese gas en el ambiente.

Oportunidades de vida

En enero anterior, la certificadora alemana TÜV Rheinland y el Banco Alemán de Desarrollo dictaron una charla a empresarios en Guayaquil para explicar los beneficios de impulsar estos proyectos.

César Carreño, consultor de TÜV Rheinland, menciona en una entrevista por e-mail: “En esa reunión hubo muchas personas interesadas, pero la mayoría eran consultores, no tuvimos mucho interés de los empresarios”.

Carreño cree que las empresas deberían informarse mejor sobre las posibilidades que brindan los bonos de carbono, ya sea a través de seminarios, la web o consultando a compañías que han realizado este negocio.

Para ello aconseja efectuar “una investigación de mercado estableciendo qué cuesta más, por ejemplo, seguir trabajando con (combustible) búnker para las calderas de su empresa o desarrollar un programa de extracción de metano en un relleno sanitario cercano”, indica este experto, quien señala al ingenio Valdez como “una compañía 100% nacional que ha desarrollado proyectos institucionales de este tipo con una planta de cogeneración de energía utilizando bagazo”; al relleno sanitario Las Iguanas, en Guayaquil, como “un proyecto con un potencial grandísimo”, y a Pronaca como destacable por sus “amplios esfuerzos en este campo”.

Pronaca, por ejemplo, colocó cascarilla de arroz sobre el piso de tres granjas de cerdos con la idea de que absorba las deposiciones sólidas y líquidas de los animales. Este sistema provocó una reducción del CO2 para las instalaciones de Valentina/San Javier, Los Afortunados y Tropicales/Plata, iniciativa que, junto con otras, provocó que esta empresa haya dejado de emitir 202.617 toneladas de CO2 hasta el 2011.

Carreño, quien mantiene contacto con el Ecuador, resalta que a pesar de que el modelo de Mecanismo de Desarrollo Limpio cesa este diciembre debido al final del Protocolo de Kioto, existen muchos otros estándares voluntarios como Gold Standard, Voluntary Carbon Standard, Social Carbon, Carbon Fix (en reforestación), que permitirán que este mercado siga activo, “y son menos exigentes que los criterios aplicados en el Protocolo de Kioto”.

Lo importante es seguir con esta iniciativa que le brinda un respiro al planeta, concluye. (M.P.)

Informes Ministerio del Ambiente, área de Cambio Climático, (02) 398-7600;

TÜV Rheinland, cesardariuz@hotmail.com

‘Mamá’ de los bonos

Esta propuesta fue lanzada en 1993 por la economista argentina-estadounidense Graciela Chichilnisky, quien tres años más tarde creó la teoría que dio origen al concepto del “desarrollo sostenible”.

En el Protocolo de Kioto se indican seis gases de efecto invernadero a reducir, cada uno con un potencial diferente: dióxido de carbono o CO2 (el más masivo, emitido por los combustibles fósiles, como en los vehículos), el metano (21 veces más activo que el CO2), óxido nitroso (310 veces más activo), hidrofluorocarbonos (740 veces más activo), perfluorocarbonos (1.300 veces más activo) y hexafluoruro de azufre (23.900 veces más activo).

El Protocolo de Kioto, establecido en 1997, es un tratado internacional cuyo objetivo principal es lograr que para 2008-2012 los países desarrollados disminuyan sus emisiones de gases de efecto invernadero a un 5% menos del nivel de emisiones de 1990.

 

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