La alegría de papá Jeff

12 de Enero de 2014
  • Jefferson Montero, Sonia Alvarado (esposa) y Baby Jeff celebraron con la mamá del jugador, Mercedes Vite, cuando con el club Monarcas Morelia quedó campeón de la Copa México, el 5 de noviembre anterior. Jefferson y Sonia se casaron en la ciudad de Guayaquil en el 2012.
  • Los padres de Jefferson, Mercedes Vite y Pedro Montero, con su hija Yadira y los hijos de ella. No consta Joffre, el hermano mayor de Jeff.
  • Jefferson era figura sub-14 del Estudiantes de Babahoyo, del Interbarrial de EL UNIVERSO.
Moisés Pinchevsky

El futbolista Jefferson Montero, quien juega en México desde junio del 2012, lleva siete meses como feliz padre de Jefferson Matías, nacido en nuestro país.

Aquella felicidad sentida por el seleccionado ecuatoriano Jefferson Montero por haber marcado dos goles en el partido contra Paraguay, el 26 de marzo anterior, solo podía compararse con la algarabía que lo asaltó cuando el 11 de octubre anotó el gol con que Ecuador ganó a Uruguay para quedar prácticamente clasificado para la Copa del Mundo de Brasil 2014 y cuando el 15 de octubre nuestra Selección selló contra Chile la hazaña de conseguir el cupo a ese torneo global.

Fueron tres momentos vitales del año anterior para este volante ofensivo del equipo nacional, pero ninguno de esos instantes puede compararse con la alegría que sintió aquel 17 de junio cuando nació su primogénito, Jefferson Matías, en una clínica de Guayaquil, aunque fue inscrito en Babahoyo (Los Ríos), ciudad natal de los padres.

Su hijo es “un milagro, un regalo de Dios”, indica el orgulloso papá, quien ahora encuentra una especial conexión con la vida en cada hecho que disfruta con su pequeño.

“Pasan muchas cosas. Una de ellas fue cuando mi esposa estaba preparando el almuerzo, me quedé con el bebé en la cama y nos quedamos dormidos”, comenta Jefferson a través de un correo electrónico, y destaca que encuentra un valor especial y único en este tipo de anécdotas simples y cotidianas que ahora disfruta a sus 24 años de vida.

Actualmente dice ser un experto preparando biberones, cambiando pañales, bañando al bebé y en otras actividades paternales. “Con mi esposa lo sacamos a pasear al sol cuando está por irse y una que otra vez vamos al centro comercial”, señala sobre la feliz rutina que lo abraza como padre, junto con su cónyuge, Sonia Alvarado Aguilera, reina de Babahoyo en el año 2009.

Ella comenta que Baby Jeff, como llaman a su hijo, los hizo mucho más responsables. “Yo paso todo el tiempo con él porque Jeff tiene entrenamientos y concentraciones, pero siempre le mando fotos y videos... Lo más hermoso de ser mamá es poder verlo crecer, llorar, reír y disfrutar cada una de sus etapas, como ahora que ya gatea”.

Ambos padres residen en la ciudad de Morelia, estado de Michoacán, ya que Jefferson juega para el equipo Monarcas Morelia de esa urbe mexicana. Sin embargo, habían decidido que su hijo naciera en su natal Babahoyo, porque su primogénito sería 100% ecuatoriano y con una profunda conexión con sus raíces rurales.

Siempre cerca de Los Ríos

Jefferson Antonio Montero Vite nació en Babahoyo el 1 septiembre de 1989, aunque buena parte de su infancia la pasó en la pequeña vivienda rural que sus padres aún conservan en el recinto La Carolina II, ubicado al costado de un angosto camino de tierra accesible por la vía a Baba.

Las delgadas paredes de caña que Jefferson conoció en sus primeros años son ahora muros de cemento que en los últimos años él ha colaborado económicamente a levantar. “Jeff siempre está pendiente de nosotros; nunca se ha olvidado de su familia ni de su tierra”, indica con entusiasmo su mamá, Mercedes Vite.

Lo que no ha cambiado es el agradable aroma a mango maduro que flota en este ambiente rural sembrado también de plantas de cacao y plátano, el cual se vuelve más natural con el revoloteo de blancas gallinas seguidas por sus pollitos y un gallo de aspecto vigilante.

Sus padres han sido su gran bendición en este lugar de encanto campesino. Ambos han sido pilares de la carrera deportiva de su hijo, porque veían en tal profesión una oportunidad para que Jeff triunfara y mejorara su estilo de vida.

“Yo descubrí su talento con la pelota, ya que desde los 8 años ya jugaba en la sala de la casa”, comenta con una sonrisa doña Mercedes, mientras que su esposo, Pedro Montero, recuerda que a esa edad la profesora de su hijo lo puso en el arco. “Yo le decía que ese no era su puesto, porque la talla no le daba, que había niños más altos para el arco”, indica, y logró que el pequeño Jefferson alineara como delantero en su escuela, la Gabriel García Moreno.

“Al principio jugaba con zapatos de lona, pero cuando le compramos sus primeros pupos andaba medio cojito porque se le dificultaba caminar, hasta que se acostumbró”, cuenta su progenitor, quien antes ganaba el sueldo mínimo como empleado en una bananera. “Un amigo me decía que le consiguiera un trabajo similar a Jeff, pero yo siempre contestaba que su futuro estaba en el fútbol profesional”, explica su progenitor.

Su padre tenía razón, ya que así comenzó una trayectoria deportiva que convirtió a Jefferson en campeón de fútbol entre las escuelas de la zona, tras lo cual fue seleccionado por la provincia de Los Ríos y, posteriormente, del Ecuador. Allí se destacó como estrella del equipo sub-18 que quedó campeón de los Juegos Panamericanos Brasil 2007, dirigido por el entrenador Sixto Vizuete.

Los clubes Emelec, Independiente José Terán, Villarreal y Real Betis, estos dos últimos de España, han sido equipos de este atacante tricolor que ahora sueña con regresar a Brasil para conquistar más alegrías en este Mundial de fútbol.

Pero su principal felicidad será ver en los graderíos de Brasil a sus padres, aquellos que lloraron de alegría cuando Ecuador clasificó a este torneo que se jugará en junio y julio de este año.

También estarán su esposa Sonia y Baby Jeff, quienes serán su mayor motivación como deportista, carrera que le gustaría que imite su hijo. “Con el tiempo, él sabrá qué podrá ser: ingeniero, arquitecto, doctor o futbolista; eso sería extraordinario”, confiesa.

Juegos de niño

Jefferson recuerda que su pasión por el deporte nació cuando pateaba la pelota con su papá. “Quiero vivir con mi hijo todo lo que hice con mi padre”. ¿Qué consejo le daría a su hijo si desea la carrera deportiva? “Si le gusta algo, que se dedique al 100%, que sea muy respetuoso y nunca pierda la humildad, y trabaje mucho hasta lograr las metas que se proponga”.

También le enseñarán el amor por sus raíces, tal como lo ha mostrado Jeff papá, quien desde el año 2007 organiza una entrega de juguetes y comida para los niños de los recintos aledaños a La Carolina II. El evento de este año tuvo lugar el 22 de diciembre, con unos 400 infantes. “Desde que juego fútbol profesional, con mis padres conversamos para darles a los pequeños un agasajo en fechas como Navidad o Día del Niño. Me siento muy feliz por ellos, por todo lo que reciben... Y mucho mejor porque son hijos de toda la gente que me vio crecer”, indica Jeff.

Sus ocupaciones con el club mexicano provocaron que en diciembre anterior permaneciera en Babahoyo solo del 1 al 13 (lo común es que disfrute en su tierra un mes completo), por lo que no pudo estar presente en la reciente entrega de juguetes, que fue liderada por sus padres.

Pero ya tendrá tiempo de compartir mucho más con el ambiente de su querida provincia de Los Ríos, ya que sus visitas continuarán cada vez que tenga oportunidad. Por ello, está construyendo una casa en una ciudadela de Babahoyo, próxima a la que tienen sus progenitores.

Ese ambiente rural fue su cuna amada desde la infancia, por ello desde ahora la entrega como un regalo maravilloso que siempre acompañará a su pequeño hijo.

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