A35_ 21_09_2014 LR DOMINGO

La Revista - E - Médicos

S A LU D 34 ESPECIAL de la revista 34 la re vista ACEPTAR ......................... LA ENFERMEDAD dosis de tolerancia con ellos. De esta forma, es más fácil sacarlos de esa postura para redireccionarlos emocionalmente a recobrar el equilibrio o ajuste que se pierde durante la crisis. Incluso, dice Jácome, los niños tienen una capacidad mayor que los adultos para recuperarse frente a enfermedades catastróficas, por su fortaleza y disposición que presentan ante dichas enfermedades, y esto se debe a que aprendieron a tener una actitud de resiliencia, esta es la capacidad de sobreponerse a diversas situaciones adversas. En cambio, con los adolescentes y adultos el tema es un poco más difícil, porque tienen procesos más elaborados. Por lo tanto, están más conscientes de su dolor y realidad, así como de los impactos que su enfermedad y lo que su muerte pueden ocasionar en el plano de la familia. Entonces, indica Jácome, la recomendación apunta a la reflexión de su tranquilidad, resignación y confianza, a lo que finalmente el paciente y su familia deben enfrentar juntos y apoyándose mutuamente. Compartir sentimientos Cuando se tiene una enfermedad grave, explica Sagnay, es normal sentir dolor y todas las emociones que le acompañan. Si el enfermo no quiere compartir lo que siente a otros, no tiene por qué hacerlo; sin embargo, es conveniente que busque otras maneras para darle salida a todo ese caudal emocional que lleva dentro y así vivirlo en privado. Además debe considerar que si no mejora su estado de ánimo, la familia sufre doblemente. Primero, por verlo sumido en el más profundo dolor; y segundo, porque la alteración del estado de ánimo puede complicar los síntomas físicos de la enfermedad. Aunque a la terapia cognitiva conductual se le reconoce una mayor eficacia, refiere Rodríguez, la capacidad de empatía del profesional y sus conocimientos pueden validar todas las corrientes, ya que el mejor método es el sentido común. Los modos de intervención psicológica con pacientes en condición terminal, explica López, por ejemplo, más que una terapia en sí son formas de acompañamiento emocional y de apoyo, que se deben ligar a toda una red de soporte para brindárselas. Para este tipo de situaciones la psicoterapia no es aconsejable en razón de que no presentan desórdenes patológicos, más bien las formas de actuación en estos culminan siendo comportamientos y reacciones esperadas a la razón de la enfermedad. Estas giran en torno a aspectos que tienen lógica y son producto directo del momento que se encuentra viviendo la persona. Uno de los aspectos que se deben abordar desde lo psicológico, dice, implica reducir o eliminar la incertidumbre respecto de lo que pueda acontecer durante y posterior a las condiciones de agravamiento que la persona pueda experimentar, lo cual es más usual en adolescentes y con mayor frecuencia en adultos, que también manifiestan miedo. Se debe considerar, asimismo, que uno de los factores externos que contribuyen a que un paciente con una enfermedad grave decida abandonar el tratamiento psicológico, explica Rodríguez, generalmente es el económico y porque muchos están tan deprimidos que el efecto de la psicoterapia no se observa a menos de que tengan tratamiento psiquiátrico complementario. “De esta forma mejora el pronóstico, puesto que al bajar el estrés y sus hormonas, especialmente el cortisol, favorece al sistema inmune y por lo tanto a la enfermedad. Esto es de observación frecuente en el cáncer cuando coexiste con depresión”. Cuidadores enferman Para Sagnay, en el caso de los ancianos con demencia, por ejemplo, muchos de los hijos se endosan entre ellos a su familiar y generalmente el cuidador también se enferma emocionalmente. No solo invierten tiempo y energía cuidando al ser querido, sino que también viven el día a día. La pérdida de memoria, insomnio, su agresividad, sus quejas e incluso que ya no los reconozcan. Muchas de las personas que los atienden a veces tienen cierta negación ante el problema y desconocen la evolución de la enfermedad, lo cual las llena de frustración, enojo o depresión. Entonces, agrega, es recomendable que los cuidadores reciban terapia psicológica, la cual durará el tiempo que el proceso de mejoramiento de la familia se concrete y esta pueda ajustarse a la nueva realidad. La doctora Julieta Sagnay sugiere a las personas con una enfermedad grave lo sig u i e n te : • Elaborar o procesar el duelo y aceptar que una enfermedad no significa que se va a olvidar del problema. Es simplemente poder dar sentido a todo lo vivido. Aunque sea lo más difícil que ha hecho en toda la vida, debe aceptar esta dura realidad. • La familia debe ocupar un rol importante en el tratamiento del enfermo, jamás debe ponerse como ejemplo o decirle que ponga de su parte y de su voluntad. Estas palabras solo harán que la otra persona se sienta más culpable por estar enferma y ser una carga. • Es necesario tener empatía o capacidad de ponerse en el lugar del otro y entender que la otra persona puede sentir, percibir, opinar diferente a uno mismo. La psicóloga Toyi de Jácome re co m i e n d a : • Todo paciente debe aprender a tener una actitud de resiliencia, que es la capacidad de sobreponerse a periodos de dolor emocional y situaciones adversas. • Anime al paciente espiritualmente para que sea capaz de agarrarse de su fe. Es decir, pese a que todo esté en su contra, sea capaz de creer que hay una esperanza de que las cosas cambien y que los resultados sean favorables. • Rodear al paciente de personas que lo levanten emocionalmente. Recibir la visita de niños alegrará su vida, invitar a personas que lleven una música especial, un mimo, una presentación de narices rojas, especialmente en niños de cáncer y aun con los adultos. • Muchos de los males físicos se originaron por enfermedades emocionales y espirituales, como la falta de perdón. Hay que animar al enfermo a perdonarse a sí mismo y a perdonar a quienes lo ofendieron, como una forma de liberación y cancelación de deudas pendientes. • Realizar actividades que no se alcanzaron a hacer cuando se tenía buena salud, como ir a la playa, cambiar de ambiente ayudará a levantar el ánimo. • No afanarse por lo que sucederá al día siguiente;, cada día trae su propio afán, aprenda a vivir un día a la vez, disfrutando cada momento de una manera especial. ¿Cuál es la terapia ideal para un enfermo grave? Opine en la revista.ec viene ››


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