A53_ 07_12_2014 LR DOMINGO

La revista E - Regalos

La Navidad de los abuelitos Desde juguetes de madera hasta de hojalata eran los regalos que aquellos niños, que ahora son abuelos, pedían al Niño Dios en estas fiestas. 52 la re vista L......................... a Navidad ha sido desde siempre una de las celebraciones religiosas más felices de las familias que creen en Cristo. Cuando la titiritera guayaquileña Ana von Buchwald Pons, de 84 años, era niña, en su familia acostumbraban a festejar esta fecha con un arbolito de Navidad. Ahora quizá suene a una costumbre de todos, pero en aquella época la mayoría de las personas no lo usaban, sino que solo colocaban el nacimie nto. Quienes tenían árbol, recuerda, eran sobre todo la gente extranjera o sus descendientes. En el caso de Anita, sus padres nacieron en Guayaquil, pero tenían ascendencia alemana y española. Sin embargo, en su casa celebraban de las dos maneras: colocando el nacimiento, por ser cristianos católicos, y con arbolito y san Nicolás, según la tradición alemana. “Mi familia acostumbraba ir a la casa de mis tías a festejar la Navidad. Ellas prendían luces al árbol, tocaban canciones navideñas y colocaban mesas en las que los niños teníamos que buscar dónde estaba nuestro puesto para luego poder ver los regalos que nos había dejado san Nicolás. Eran juguetes de madera, cartón, de hojalata, muñecas o vestidos”. Un día, recuerda, tenía 6 años cuando se iba a pie a la casa de sus tías, que vivían a una cuadra, en las calles Eloy Alfaro y San Martín, frente al Teatro Ideal, que ya no existe. Eran las 19:00 cuando Anita vio pasar a un grupo de chicas corriendo y decían: ¡Vengan, vengan a ver cómo festejan la Navidad los paganos! Resulta que todas iban con dirección a la casa de sus tías, y al ver lo ocurrido se metió entre ellas por curiosidad. “Se pararon justo al frente de la vivienda de mis tías, que habían abierto la chaza (ventana y puerta a la vez, que daba a la fachada) y desde la calle se veían el árbol, las luces, y se escuchaba el canto navideño. Las muchachas seguían diciendo: ‘Mira, mira cómo celebran la Navidad los paganos’. Y esas palabras me impresionaron tanto que me salí despacio del montón”. La impactaron, asegura, porque su familia siempre ha sido cristiana católica y le ha rezado al Niño Dios. Además, Anita todo el tiempo tenía claro que quien daba regalos era san Nicolás y que esa era una tradición alemana. “Con el paso de los años, a veces, un hombre de la familia se disfrazaba de santa Claus y decía ‘jo, jo, jo’, cantaba, hacía cualquier cosa y desaparecía. Después, esa costumbre se fue generalizando en la ciudad y ahora todo el mundo festeja la Navidad de esa manera”. Tomaban chocolate Según Victoria de Thoret, de 79 años, en su época de niña no había árbol de Navidad, sino pesebre y el Niño Dios. Y se festejaba el 24 de diciembre con la misa de gallo máximo a las 20:00, tomaban chocolate y comían pan de Pascua, pollo... Los padres de entonces, cuenta, acostumbraban a explicar a los niños qué era el nacimie nto del Niño Dios, SHEYL A M O S Q U E RA la importancia de realizar la novena con velas de colores distintos para cada día y, sobre todo, qué era el Adviento (prepararse para la Navidad). También decían que los niños debían enviar la carta con la petición de regalos al Niño Dios, porque a Él se le pedía todo. Pero recalcaban que la familia era siempre lo más importante. “Yo pedía cocinitas y casitas. Estas eran de madera que las traían desde la Península, de La Libertad a Guayaquil. Los niños, en cambio, pedían carritos de lata y soldaditos de plomo. Se los compraban en el almacén Carlín, en las calles Colón y Pedro Carbo, porque eran importados. Ellos los ponían en el nacimiento y jugaban a la guerra”. Las muñecas con las que jugaban las niñas, recuerda, eran las que imitaban a Shirley Temple. Ella fue una actriz y diplomática estadounidense que apareció en su edad infantil en películas a principios de la década del 30. Su abuelita fue quien le regaló a doña Victoria una negra y otra blanca. Las adquirió en un almacén grande de muñecas situado en 9 de Octubre y Chile. “Tenía un montón de muñecas y me mandaban a pedir a Estados Unidos toda la ropa de ellas”. “En Navidad yo siempre andaba buscando al Niño Dios en la casa, pero nunca lo vi entrar, sino que mis regalos amanecían debajo de mi cama. Todos en cajitas”. Con el pasar del tiempo, cuando se casó y tuvo a sus dos hijas, ellas REG ALOS 52 ESPECIAL de la revista


La revista E - Regalos
To see the actual publication please follow the link above