POR: SANDRA MIRANDA



SU ÚNICO PARECIDO es que son mamás

Un recibimiento lleno de amor y humor

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Desde el principio del embarazo viví un ambiente de amor y humor...Junto con una buena amiga y mi cuñada, también embarazadas, hicimos gimnasia acuática y relajación durante meses; bailamos, cantamos, meditamos, nos divertimos y estudiamos profundamente el proceso de labor y alumbramiento. Nuestra partera, Susana Tapia, y Tatiana Ortiz, obstetra de confianza, nos guiaron. La vida profesional y de clown continuó durante todo el proceso. Antes del parto me fui a la playa, salí con mis mejores amigos, practiqué danza árabe y la noche anterior yoga de la risa. Me reí tanto durante esa velada que a la mañana siguiente Diana Sofía interpretó que su mamá estaba suficientemente feliz y preparada como para recibirla. Y se vino. No diré que a la final resultó un parto indoloro, pero sí que fue un proceso hermoso y enriquecedor...Fue muy tranquilizador estar en casa de mis padres, asesorada por Susana y contenida por George (esposo, clown) quien, sosteniéndome en sus brazos, me animaba a respirar y me hacía bromas. Gracias a ellos pude entregarme de vez en cuando a unas buenas carcajadas. Así como lo planeamos, con el amor de su familia, llegó Diana Sofía. Y cuando nació la puse en mi pecho y me miró a los ojos. Hoy no podría ser más feliz.”

Beatriz Benavides
Madre de Diana Sofía, de 2 meses.





No sería madre si ella no fuera hija

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Daniela llegó después de varias y dolorosas pérdidas. No voy a hablar de los procedimientos médicos ni de lo que hicimos o dejamos de hacer… solamente comparto con ustedes preguntas que siempre me he hecho… ¿qué hizo que Daniela llegara?, ¿por qué este embrión sí creció y se aferró a la vida con tanta vehemencia?, ¿por qué ella y no los otros? No sé. Solo sé que su llegada es el evento más esperado de mi vida y que si no fuera por ese poder, humano o divino, que la sostuvo en mi vientre, ella no sería hija y yo no sería madre.
Recuerdo la noche que lloró porque una nube tapó la Luna, tenía cerca de 2 años y para ese entonces la dormíamos al aire libre, antes de ir a su camita. Y la recuerdo hoy, mientras escribo, preguntándome si el ratón Pérez traerá una amiga a cenar cuando recoja su diente.
Sé que he invertido en ella todo mi polvo de estrellas y sé también que por tenerla no cambio ni uno solo de los días de mi vida.”

Jéssica Quintana de Alcívar
Madre de Daniela, 7 años



Ph.D. en ser mamá

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A finales del 2005 participaba en un Encuentro Iberoamericano de NTIC´S Aplicadas a la Educación (nuevas tecnologías de la información y comunicación), en Madrid. Uno de los organizadores del evento era el vicerrector de la facultad de educación de una prestigiosa universidad madrileña y cerca de finalizar la semana de trabajo me ofreció una beca completa para hacer mi doctorado. Era el sueño de mi vida, 4 años en Europa con Ph.D. incluido!!!
Al volver empezamos a planificar lo que sería nuestra mudanza y los estudios en Madrid, sin familia ni amigos y con un hijo pequeño. No iba a ser fácil pero afortunadamente mi esposo es un compañero incondicional y un excelente padre. Nuestra etapa de “planificación” duró apenas 2 semanas, ya que al volver de Europa descubrí que nuestro segundo hijo venía en camino. Eso cambió totalmente nuestros planes, lo que se veía “no tan fácil” iba a ser “bastante más complicado”.
Revisé mis prioridades y decidimos que mudarnos en un año, tan lejos y estudiar tiempo completo con un bebé de 4 meses y otro de 2 años y medio sería mucho sacrificio para todos. Al fin y al cabo la beca era completa pero sólo para mí, no era una beca familiar.
Hoy mi Ph.D. son Juan Fernando y José Joaquín, quienes pronto cumplirán 6 y 4 años.
Esa decisión tampoco significó que dejé de crecer profesionalmente y mucho menos dejé de viajar. Por trabajo, mi esposo y yo viajamos regularmente pero aplicamos el principio de “presencia aún en la ausencia”, para ello están las TIC´S. Desde donde sea que nos encontremos hacemos video conferencia diaria con nuestros hijos y procuramos nunca salir los dos al mismo tiempo. Así pude permanecer casi un mes en Corea del Sur, hablando con mis 3 varones cuando yo me iba a dormir y ellos acababan de despertarse. Mis hijos nunca volverán a tener esta edad tan importante (0 a 6) y un Ph.D. se puede hacer incluso cuando sea abuelita…”

Ana Paulina Sotomayor
Madre de Juan Fernando y José Joaquín, 6 y 4 años
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Mamá joven y soltera

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Mi vida como mamá es llena de aventuras. Todo empezó con mucho miedo por lo que sería traer al mundo a un hijo. No fueron circunstancias normales, pero Dios así lo quiso y tenía que seguir con su plan. Mi familia entera fue y es mi soporte y fortaleza, especialmente mis papás y mis hermanos. Raffa, mi hija, se convirtió en el centro de nuestras vidas y es mi regalo especial. Hoy no concebiría mi vida sin ella. Ella es por quien me levanto todos los días y por quien me obligo a ser mejor cada
día. Tenemos tan solo 20 años de diferencia y ahora que tiene 15 es una aventura totalmente distinta. Yo disfruto su compañia y me hace mucha falta cuando no está. Compartimos historias, aventuras, viajes, risas, amigas, nos damos consejos mutuamente y aunque creo que a veces se equivoca y piensa que tan solo soy su amiga, yo le repito que más que eso, yo soy su mamá. Desgraciadamente por tratar de conseguir lo mejor para ella, me esfuerzo mucho y le quito tiempo, y solo Dios sabe cómo me cuesta eso. Lo único que puedo decir es que ella es lo mejor que tengo en mi vida y mi única prioridad es ser su mamá.”

Lucía Jervis
Madre de Raffaela, 15 años

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