Arq. M. Carmen González A.

LA SINERGIA REQUERIDA

La relación cliente-arquitecto conlleva algunas responsabilidades centrales en ambos lados. Son imprescindibles la confianza mutua y el respeto a las prioridades de cada uno.

P

nara garantizar un proceso satisfactorio en la relación cliente-arquitecto deben de existir ciertos parámetros. El arquitecto debe gozar de absoluto respeto y confianza por parte del cliente, anteponiendo siempre el bienestar del cliente antes que el personal. Honestidad, transparencia, honradez, sensatez y discreción son cualidades indispensables que busca un cliente en su arquitecto.

Es imprescindible partir de una idea clara y concisa acerca de los requisitos del cliente. Ayuda mucho el generar un listado de sueños y necesidades, el cual puede ser elaborado por el cliente o en conjunto con el arquitecto. Es aquí cuando el arquitecto se convierte en psicólogo, ya que debe comprender y asimilar el estilo de vida de cada cliente.

Basado en las necesidades expuestas, el arquitecto deberá de proponer soluciones viables, las cuales hayan sido pensadas en función de satisfacer las necesidades específicas de cada cliente. Los diseños propuestos no solo deben ser estéticamente agradables, sino también funcionales y económicamente viables. Estéticamente no deberían de responder a una tendencia de moda. Diseños propuestos deberán de ser firmes y duraderos, para que perduren en el tiempo.

La responsabilidad del arquitecto no solo es hacia el cliente. Se debe tener en cuenta también el respeto a la comunidad y el medio ambiente. El arquitecto deberá respetar el contexto urbano, informándose de leyes y reglamentos de cada lugar, pensando en todos aquellos que pudieran verse afectados por su hacer.

En algunos casos, el arquitecto no solo plasma ideas, desarrollando proyectos, sino también es el ejecutor de estos proyectos. En estas situaciones, el arquitecto deberá de respetar el diseño aprobado por el cliente y llevarlo a cabo tal como se acordó en cuestiones de calidad, cantidad y tiempo, informando responsablemente al cliente si existe alguna variación, avances y características de la obra.

Existen ciertas circunstancias que pueden deteriorar la relación cliente-arquitecto y por ende perjudicar el éxito del proyecto. En la etapa del diseño, el cliente puede mostrarse indeciso, desconfiado e impaciente. Estas situaciones pueden ser producto de la falla en la capacidad del arquitecto para la resolución del problema y, a su vez, falla en la capacidad de plasmar ideas en el producto final.
También es factible que las aspiraciones del cliente no sean congruentes con el presupuesto establecido al inicio del proyecto o que durante la construcción del mismo, presupuestos y tiempos establecidos previamente no sean respetados por el arquitecto constructor.

Es imperativo mantener un diálogo simple y transparente entre cliente y arquitecto. Ambos deberán respetarse mutuamente, para que el proceso de la elaboración de un proyecto sea de la completa satisfacción para ambas partes.

Al final, la satisfacción más grande para un arquitecto es cuando el cliente, satisfecho con el producto final, encuentra sus sueños y necesidades plasmados en el proyecto elaborado.



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