SANAS CONSTRUCCIONES
¿Qué queda en un mundo lleno de contaminación? Pocos ambientes sanos y mucho por hacer. Un arquitecto genera cambios.
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| El arquitecto colombiano Jorge Ramírez Fonseca es un apasionado de su trabajo, amante de la naturaleza y de realizar cualquier proyecto con todo el conocimiento y, lo más importante, con el “corazón”, dijo. |
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n la actualidad hay construcciones que estructuralmente no benefician al medioambiente y generan necesidades irreales.
Existe una costosa dependencia del control mecánico de los ambientes para satisfacer las exigencias de confort, por ejemplo: sistemas de climatización innecesarios, desperdicios de materiales que se pueden reciclar, no aprovechamiento del lugar geográfico donde se realiza una construcción, entre otras cosas.
Y es ahí, para solucionar este tipo de dilemas, que aparece “algo por hacer”: la arquitectura sostenible y bioclimática, que trata de reducir al mínimo el impacto que producen los proyectos sobre el medio natural, al mismo tiempo que propone generar espacios de alta calidad ambiental y habitabilidad.
Estos proyectos incluyen el adecuado manejo del componente de la luz natural y las ciencias relacionadas con el sonido.
El arquitecto colombiano Jorge Ramírez Fonseca, profesional especializado en este tipo de arquitectura, que vino a formar parte del grupo de profesionales del Tercer Curso de Arquitectura y Construcción Sostenible coordinado por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y auspiciado por el productor de cemento, hormigón y agregados Holcim, nos comentó sobre este tema con toda la pasión que un amante de la naturaleza tiene.
“Hoy en día, algunos arquitectos se sienten como los creadores de grandes obras, cuando realmente deben ser los reinterpretadores de las condiciones locales y trabajar para sacar adelante un proyecto que tenga todo lo del lugar involucrado. Ojalá la estética surgiera bajo estos parámetros”, dijo.
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Complejo acuático en Bogotá,(asesoría de Jorge Ramírez en comportamiento térmico
y eficiencia energética).. |
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Ramírez es un defensor acérrimo por más de veinte años de este tipo de arquitectura. Labor que le ha resultado un poco dura, ya que ha tenido que enfrentarse con el “ego y la falta de sentido común” de algunos de sus colegas.
“A veces he estado dispuesto a tirar la toalla. Uno se fatiga de ir contra la corriente”, expresó.
En la actualidad, toda la experiencia adquirida lo ha hecho líder de un sueño que no califica como “empresa”, sino como un grupo de arquitectos e ingenieros especialistas en arquitectura sostenible y de calidad ambiental.
En América ha trabajado más de 360 edificios en países como Colombia, Chile, Perú, México, Venezuela, República Dominicana, entre otros.
Uno de sus trabajos destacados es el que desarrolló con el Almacén Alkosto de Villavicencio en el 92. “No demolimos el edificio que estaba antes y trabajamos sobre lo que existía. En el momento en que uno recicla una estructura evita el costo energético de hacer otra estructura. Además, reciclamos la infraestructura, ya que lo que está por debajo de la tierra representa el 30% del costo del proyecto”, sostuvo el arquitecto colombiano.
Es que para Ramírez este tipo de arquitectura no es nada de “otro mundo”. Simplemente, como él lo expresa: “Señores arquitectos: no se pongan a arreglar lo que no se ha dañado”. Por ejemplo, explica,“si estamos en un piso alto y tenemos un viento dominante que sopla de este a oeste a 10 kilómetros por hora… entonces… ¿por qué le ponemos un vidrio que genera que no fluya aire puro? Abramos un huequito para que entre aire fresco y hagamos otro para que salga, en lugar de utilizar aire acondicionado. Vengo a Guayaquil a aguantar frío. ¿Les parece normal? No tiene nada de lógico”.
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| Biblioteca de la Universidad Eafit en Colombia. Realizó el Arquitecto trabajos de eficiencia energética. |
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Otra cosa importante a la que se refirió es que los arquitectos deben trabajar en forma conjunta con otros profesionales para que todos aporten con ideas.
Además de asesorarse de conocimientos básicos.
“Un arquitecto aprende fácilmente de un campesino o de un indígena que sí saben de dónde a dónde sopla el viento y en qué época del año lo hace con más fuerza… sabe cuándo llueve, cómo llueve, si llueve horizontal... cómo puedo recuperar esa agua lluvia... volver a lo fundamental”, dijo.
Aunque ha visto poco de la arquitectura de Guayaquil, percibió que en lugar de avanzar ha sido influenciada por arquitecturas tradicionales donde prolifera el cristal. No obstante, hay ejemplos interesantes de arquitectura tropical, como los edificios que están frente al Malecón.
“Son edificios que tienen en cuenta las condiciones climáticas del sitio. Son pedazos de ciudad donde uno puede caminar a través de unas arcadas que producen sombra y que están abiertas a la ventilación natural”, manifestó.
Por ello propone una eficiencia energética mediante la unión estratégica de una arquitectura bioclimática y tecnología apropiada.
Llegando a la conclusión de que por ser responsables de las generaciones futuras hay que actuar éticamente frente a lo que nos demanda la sociedad y el medioambiente.
Es decir, todos debemos participar en el cambio, involucrarnos en estos proyectos, conocer de las soluciones, ya que somos un componente más de lo que nos rodea.
